lunes, 6 de octubre de 2008

El 'cayuco' de Abramovich

Aunque muchos sabrán de sobra quién es Abramovich, lo aclaro por si hay algún despistado. Se trata de un magnate ruso multimillonario gracias al negocio del petróleo y a la jaula de grillos en que se convirtió Rusia tras la 'democratización' del país. Además, como le gusta el fútbol, se compró el Chelsea inglés. Pues bien, con estos pequeños antecedentes que dejan claro que el sujeto disfruta de una cuenta corriente ligeramente más abultada que la mía, leo hace poco que ha encargado un yate de apenas 250 millones de euros. Tendrá 170 metros de eslora, 24 camarotes, 70 personas de tripulación, sala de mandos y camarote del dueño blindados e incluso un sistema antimisiles y un submarino para escapar en caso de ser atacado por los piratas. No he podido resistirme y se me ha venido a la cabeza lo distintas que son las embarcaciones en sí. El otro día más de 200 personas llegaron hacinadas en un cayuco a las costas canarias soñando con ganar algo de ese dinero que a Abramovich le sobra por todas partes. No tenían 24 camarotres, de hecho, realmente no tenían ninguno. Tripulación sí llevaban, un desalmado que traficaba con ellos y al que poco le importaba si morían o vivían. La eslora, más de veinte metros, quedaba muy lejos de los 170 recetados por el doctor del magnate para que pueda dar paseos largos por cubierta y mantenerse en forma. Sistema antimisiles no llevaban ni falta que les hacía, seguro que lo hubieran cambiado por unos buenos salvavidas. De los piratas tampoco se preocuparon, ya que como no les robasen el alma y las ilusiones, poco tenían ya que perder, y submarino no tenían, pero sí un barco de la Guardia Civil o Salvamento Marítimo que les privó de alcanzar la playa a pie, pero que muy probablemente ayudó a muchos a retrasar su cita con san Pedro. En fin, espero que abramovich disfrute de su cayuco, quizás hasta se lo tenga merecido.

1 comentario:

CharlyChip dijo...

Las sobras de 1/5 del mundo quitarian el hambre a los 2/5 más que la desaparición de la indiferencia y la inacción de los otros 2/5 del comodo mundo del bienestar.

Quizas algunas diferencias puedan ser justas pero entre la opulencia y el despilfarro desmedido y la muerte por hambre o enfermedad curable hemos de ser capaces de encontrar un termino medio un poco mas justo.

La palabra clave es distanciamiento... El que establecen las burocracias y sistemas economicos de la ficción.

¿Existen fronteras entre mentes humanas, entre pacientes enfermos, entre un plato vacio y otro desbordante...?

Nosotros somos la frontera y en nuestras manos está el remedio...

Un saludo, me alegra encontrarte por estos lares.